El pasado mes de febrero la SEFH junto con la cátedra IESE-Novartis tuvieron la gran iniciativa de realizar unas jornadas 4FIR para todos los residentes que terminan su periodo de formación este mayo de 2018. Entre todos los temas que se trataron hubo gran interés, por parte de los asistentes, sobre la gestión de su futuro desarrollo profesional, ya que a unas pocas semanas de terminar la residencia este es probablemente el tema que ocupa sus cabezas el 90% del tiempo.
El reto de terminar la residencia supone una alegría inmensa. Sin embargo, esta satisfacción se transforma rápidamente en miedo al pensar en la salida al mundo del anonimato fuera del servicio protector y genera mucha incertidumbre el desconocer las oportunidades que les puedan ir surgiendo. Es normal, entonces, que estos sentimientos les generen inseguridad.
Lo primero para desarrollarse profesionalmente y vencer estos miedos, es confiar en lo que uno sabe y en todo lo que ha aprendido. El residente en el momento de convertirse en farmacéutico especialista en farmacia hospitalaria (FH) tiene que confiar en sí mismo y en todas las competencias adquiridas a lo largo de su residencia. Su enfoque laboral gira 180 grados, pasando de ser residente supervisado a adjunto supervisor, y es el momento de demostrar todas las capacidades aprendidas y ponerlas en práctica. El nuevo profesional tiene que tener claro que está preparado para desarrollar su actividad a la perfección. Nuestro programa de la especialidad actualmente es uno de los mejores y más reconocidos a nivel internacional por el gran nivel de conocimiento y habilidades adquiridas durante su formación.
Sin embargo esta formación es igual de excelente para todos los compañeros que finalizan a la vez por lo que la diferencia la marcara cada uno individualmente. El nuevo FH tiene que tener actitud y estar dispuesto a seguir aprendiendo y a construir su currículum continuamente. La voluntad de querer trabajar al máximo, la predisposición para hacerlo y las ganas que tenga de exprimir cada experiencia van a ser cruciales para que pueda disfrutar y desarrollar con excelencia cada oportunidad.
Todos los trabajos son oportunidad, pero hasta que no llega realmente el momento de decidir, no se es consciente de lo difícil que es cada elección. Cada nueva oportunidad hay que medirla como reto profesional y personal además de valorar las renuncias que conlleva aceptarlo. Por lo tanto, aunque la elección será totalmente personal según la situación diferente de cada uno, buscar apoyos tanto profesionales como personales siempre es recomendable. Son muchas decisiones que tomar y en situaciones complicadas el consejo de algún mentor siempre será de gran ayuda.
La suerte “existe” para todos y hay que estar preparado para recibirla cuando llega.
La vida laboral de un FH al terminar la residencia no ha hecho más que empezar. Todo un reto profesional se le presenta por delante para ir aprendiendo, rectificando y decidiendo hacia donde se quiere dirigir. Para ello hay que moverse y buscar la oportunidad continuamente, sabiendo que la formación FIR le garantiza que surgirán nuevas ocasiones para ir construyendo el largo camino del desarrollo laboral.
Por último, será fundamental que el FH se involucre con su profesión contribuyendo a que ésta crezca y mejore cada día. Como en todo, el trabajo en equipo es fundamental y el futuro de nuestra profesión dependerá de nosotros mismos trabajando unidos.
Jimena Ramón García.
Farmacéutica Especialista en Farmacia Hospitalaria. Farmacéutica de Atención Primaria del Servicio Madrileño de Salud.