La aprobación de la primera generación de antivirales de acción directa (AAD) supuso un punto de inflexión en el tratamiento de la infección crónica por el virus de la hepatitis C (VHC). Con ellos se han logrado respuestas virales sostenidas en la semana 12 (RVS12) en la mayoría de los casos superiores al 90% de los pacientes, con pocos efectos adversos y con tratamientos de menor duración.